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En este fácil paseo recorreremos uno de los valles más frescos y verdes de Madrid, el Valle del Lozoya. Aunque es en primavera cuando se encuentra en su mayor esplendor, cualquier época del año será adecuada para visitarlo.
Esta ruta de baja dificultad, nos permitirá pasar un buen rato en familia pues es apta para todos los públicos y edades.
Laguito Finlandés - Arroyo del Aguilón
La ruta dará comienzo en el aparcamiento del monasterio del Paular que data del siglo XIV y que sin duda también constituye una visita interesante en el Valle del Lozoya. Antes de dirigirnos hacia la ruta que nos llevará a la cascada, merece la pena acercarse hasta el Laguito Finlandés de Rascafría, ubicado muy cerca de nuestro punto de salida.
Para ello, tras cruzar el imponente puente del Perdón, deberemos coger la pista perpendicular al camino que después seguiremos ya hacía de las presillas de Rascafría y en unos pocos minutos habremos llegado a este bucólico lugar que pese a encontrarse en un lugar muy visitado, pocos son los que lo conocen.
Este pequeño lago es conocido como el Lago Finlandés ya que tenía una sauna y un pequeño muelle que daba acceso al agua, para que los valientes que utilizaban su sauna en el invierno, pudieran después darse un gélido baño, como es costumbre en Escandinavia.
Visitado el laguito, volveremos sobre nuestros pasos, para encaminarnos por la pista principal desde la que contemplaremos a la izquierda el albergue juvenil de los Batanes. Después veremos, a la derecha, las famosas Presillas de Rascafría que en verano suelen estar muy animadas por los valientes bañistas que se atreven con las frías aguas del Lozoya.
Seguiremos caminando por una ancha pista que en general discurre con escasa pendiente, hasta adentrarnos en una zona de denso rebollar, donde crece un gran número de robles debido a la gran cantidad de talas que se realizaron sobre estos ejemplares, que eran utilizados para leña.
Arroyo del Aguilón – Cascadas del Purgatorio
Nuestro camino, siempre remontando el río Lozoya, llegará por fin al arroyo de Aguilón, en cuyas aguas, encontraremos las cascadas más conocidas de Madrid, las cascadas del Purgatorio.
El camino que siempre discurre por pista ancha, en el último tramo, es más estrecho y pedregoso, aunque también bastante más bonito de caminar y prácticamente sin pendiente.
En poco tiempo, superaremos este último tramo y llegaremos por fin a nuestro destino, las cascadas del Purgatorio que serán mucho más impresionantes en primavera debido a las aguas del deshielo.
La vuelta, la realizaremos por el mismo camino, hasta llegar de nuevo al monasterio del Paular.