Gratis en la app
Esta es una preciosa ruta que recorre el espectacular desfiladero de Las Xanas, que fué declarado Monumento Natural en 2002 por su belleza y singularidad geológica. El camino discurre colgado por las paredes rocosas y atravesaremos varios túneles excavados en la piedra. Podremos disfrutar de la belleza de este paisaje y quizá avistar algún buitre sobrevolando la zona.
Se trata de una ruta sin ningún tipo de dificultad, pudiendo recorrerse perfectamente con niños. Se debe tener en cuenta la peligrosidad de los acantilados del desfiladero, por lo que se ha de prestar mayor vigilancia a los pequeños especialmente en estas zonas.
En las zonas en las que el desfiladero se hace más angosto, así como en los túneles, puede perderse la señal GPS, no obstante la ruta no tiene pérdida.
Se ha de tener en cuenta que esta ruta está descrita como una travesía, es decir que el punto de llegada es diferente al de partida y que a ambos se puede llegar en coche.
Si no se dispone de dos vehículos para poder regresar al punto de inicio, la vuelta se realizará por el mismo camino de ida. Por tanto se ha de tener en cuenta que el tiempo de recorrido aumentará y que la dificultad se puede incrementar
Área recreativa – final desfiladero
La ruta comienza en el área recreativa de Las Xanas, donde podemos dejar nuestro vehículo. Tomaremos la carretera de Tenebredo y a unos 450 m a la derecha encontraremos una señalización en una piedra esculpida que nos indicará el inicio del sendero.
Comenzaremos con un ligero ascenso por un camino de piedra que nos conducirá al desfiladero en el cual encontraremos varios túneles tallados en la roca. Arranca aquí la zona más abrupta del recorrido que en algunas ocasiones llega a tener hasta 80 m de caída sobre el río. En los tramos más peligrosos existen pasamanos de cuerda.
En este trecho podremos observar cómo crecen encinas, carrascas y laureles sobre las rocas calizas.
Final desfiladero – ermita de San Antonio
Poco a poco el camino estrecho nos conducirá a un bosque de hayas y castaños. Proseguiremos sin pérdida y nos encontraremos con los restos de lo que fue un molino, conocido como “Molino de Secundino”. A los pocos metros debemos cruzar el río por un pequeño puente de madera.
En este momento existe una bifurcación que tomaremos a la derecha y comenzaremos una subida prolongada, pero que cuenta con escalones para hacerla más llevadera.
Tras el tramo de escaleras, existe una nueva bifurcación, pero en este caso tomaremos el camino de la izquierda que baja hasta llegar a una portilla (tras cruzarla es conveniente preocuparse de dejarla bien cerrada para que el ganado no se escape).
Ascenderemos ahora por el prado hasta llegar a la ermita de San Antonio, junto a la cual crece un tejo centenario. Este es el punto final de nuestra ruta.
Desde aquí podemos acercarnos hasta el pueblo de Pedroveya a degustar la gastronomía de la zona.