Los molinos del Profundu

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Datos básicos

7.5 Km
Baja
3 h
Travesia
recomendada para niños

Descripción del recorrido

Esta ruta nos permitirá descubrir las ruinas de algunos de los antiguos molinos que se distribuían a lo largo del río Profundu y que fueron utilizados en la molienda del grano.

En este tramo de tan sólo siete kilómetros llegó a haber hasta 22 molinos, de los cuales hoy podremos ver algunos en buen estado de conservación, mientras que otros apenas los distinguiremos entre la vegetación.
La ruta discurre por pistas, siempre paralela al río y es apta para hacer con niños, aunque debemos estar siempre atentos pues las piedras húmedas son muy resbaladizas.


Valbúcar-Villaverde
La ruta se inicia en un camino que parte desde la carretera AS-255 en el barrio de Valbúcar, en Amandi, y discurre paralela al río.
Antes de comenzar a caminar es recomendable acercarse hasta un puente en la propia carretera, a pocos metros del inicio de la ruta, desde donde podemos ver los restos del Molín de Peña, del que tan sólo queda su arco.
El camino que iniciamos es ancho y con poco desnivel. Pasamos primero cerca de la puerta amurallada de la finca de La Vega, para luego aproximarnos al río. Al otro lado del cauce nos encontraremos con el primero de los molinos, el de Griselda.
Continuaremos acompañados por el río por un pequeño tramo de pista asfaltada, hasta llegar al barrio de Villaverde. En este punto podemos desviarnos por una pasarela que cruza el río para visitar el Molín de Villaverde, aunque luego tendremos que volver sobre nuestros pasos para continuar con la ruta.
Este primer tramo puede estar muy embarrado en los meses de lluvias, así que si se quiere evitar y hacer un poco más corto el recorrido, puede empezarse el sendero en el barrio de Villaverde. Al que se puede acceder en coche desde Valbúcar.

Villaverde – Molín de La Peña
Seguimos nuestro recorrido y un poco más adelante nos encontraremos con una portilla a mano derecha, por donde nos tendremos que desviar para encontrarnos con el Molín del Profunfu, del que sólo se mantienen en pie sus cuatro paredes.
Siguiendo el sendero alcanzaremos las ruinas del Molín de Trabanco, el único en toda la ruta que contaba con vivienda y posteriormente veremos el Molín del Pitu.
La ruta discurre ahora bajo un frondoso bosque, paralelo siempre al río salvo en pequeños tramos que nos alejamos un poco de él. Pasaremos por el Molín de José Xico, empleado en sus últimos años de funcionamiento para producir electricidad y, a pocos metros del anterior, por el Molín de Perea.
La senda ahora es amplia y abandona de forma breve la sombra del bosque, atravesando una zona de prados, aunque pronto volverá a discurrir bajo el arbolado. Cada pocos metros podremos descubrir un nuevo molino. Ahora toca a los de Perniles y d´Arriba.
Debemos cruzar el río por una pasarela de hormigón, dejándolo ahora a nuestra izquierda, y continuar por una pista forestal más abierta, desde donde hay ocasión de contemplar gran parte del valle que estamos recorriendo.
Siempre por el sendero paralelo al río, nos encontraremos con los restos del Molín de Pascual, Molín de Lalón y el Molín de la Ullina.
Tras subir por unas toscas escaleras y atravesar un pequeño bosque de álamos, llegamos al Molín de La Peña, uno de los mejor conservados de esta ruta, además de uno de los más singulares por la cascada de agua que hay tras él.

Molín de La Peña - Buslaz
La senda continúa por la margen izquierda de la cascada separándose unos metros del río hasta llegar a lo alto del repecho. En nuestro camino irán apareciendo los molinos del Esprón de Rea, Peruya, Rosicu y d´Arriba.
El Molín d´Arriba es de los mejor conservados junto con el de La Peña, ya que aún tiene casi toda su maquinaria. Lo podemos visitar accediendo a él por una losa de piedra que cruza el río.
Sólo nos queda recorrer el tramo de pista que nos llevará, tras una ascensión de un kilómetro, hasta la localidad de Buslaz, donde termina esta ruta.